El arraigo laboral es cuando una persona demuestra que tiene un trabajo estable en el país. Esto se usa en un proceso penal para mostrar que no hay intención de fugarse, porque al tener empleo fijo y obligaciones laborales, la persona está vinculada a su lugar de residencia. En otras palabras, sirve como un argumento para evitar medidas más duras, como la prisión preventiva, y reemplazarlas por otras menos graves.