El arraigo social es cuando una persona demuestra que tiene vínculos fuertes con la comunidad donde vive, como su familia, estudios, actividades comunitarias o participación en organizaciones. En un proceso penal, sirve para mostrar que la persona no se va a fugar porque tiene lazos que la mantienen unida a su entorno. En otras palabras, es una forma de probar que está integrada en la sociedad y que se puede confiar en que cumplirá con las citaciones judiciales.
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